viernes, 16 de enero de 2015

Jesús le dice: “Dame de beber”  ( Jn 4,7)

Semana de oración por la Unidad de los Cristianos


Del 18 al 25 de enero se celebra todos los años la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Son unas fechas muy oportunas para reflexionar sobre el grado de unión que las Iglesias ya han alcanzado. Y para orar todos para llegar a la plena unidad que Cristo quiere. Se han dado ya pasos muy importantes hacia la unión, pero existen todavía serias dificultades para llegar a la unidad plena.
 La Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos es una iniciativa a la que se adhieren la mayoría de las Iglesias y confesiones cristianas y que se viene celebrando desde 1908.
Desde 1975 los materiales para esta Semana son inicialmente propuestos por un grupo ecuménico local y asumidos después por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y la Comisión «Fe y Constitución» del Consejo Mundial de Iglesias. Para la Semana 2015 los materiales han sido inicialmente elaborados por un grupo de trabajo creado por el Consejo Nacional de Iglesias Cristianas de Brasil (CONIC), con la activa participación del Centro Ecuménico de Servicios de Evangelización y Educación Popular (CESEP) y del Centro Ecuménico de Estudios Bíblicos (CEBI).
En los últimos años en Brasil han surgido muchas pequeñas comunidades cristianas de carácter pentecostal o evangélico que compiten entre sí para tener más fieles, más presencia en los medios de comunicación y más subvención estatal. Esta competencia lleva a veces a considerar a las otras comunidades cristianas como adversarias con las que es mejor no tener ningún trato y de las que no hay nada que aprender, haciendo que se marquen bien las diferencias. De ahí que el texto bíblico de referencia pare este año y el lema han sido elegidos para exhortarnos a dejar atrás una mentalidad compe­titiva entre las Iglesias y comunidades cristianas y a adoptar una actitud que valore la complementariedad y reconozca la necesidad que tenemos los unos de los otros.
En el encuentro entre Jesús y la mujer samaritana junto al pozo de Jacob que narra el evangelista Juan en su escrito (Jn 4, 1-42) y que constituye el texto bíblico de referencia para este año, Jesús, cansado del viaje, pide a la mujer agua: «Jesús le dice: “Dame de beber”» (Jn 4, 7). Sin embargo, Jesús también dirá poco después que él le pueda dar a ella «agua viva», un agua que se convertirá dentro de ella en un «surtidor de agua que salta hasta la vida eterna» (Jn 4, 14). De este modo, en la propuesta de oración para este año se nos invita a probar agua de un pozo diferente y a dar un poco de la nuestra, es decir, a saber reconocer y valorar el don de Dios y las riquezas y valores que están presentes en los demás, a compartir, a darnos cuenta que la diversidad no es una ame­naza, sino que puede convertirse en una riqueza.
Un acontecimiento de mucha trascendencia ecuménica e interreligiosa que ha tenido lugar el año pasado y que no podemos dejar de mencionar en este mensaje ha sido la peregrinación del papa Francisco a Tierra Santa con ocasión del 50 aniversario del en­cuentro en Jerusalén entre el papa Pablo VI y el patriarca Atenágoras.
Junto a esta importante peregrinación a Tierra Santa, cuyo motivo principal fue ecuménico, también en los demás viajes realizados por el santo padre a lo largo del año pasado, como el de Corea, el de Albania y muy especialmente el de Turquía, la preocupación por la unidad de los cristianos y el diálogo entre la religiones siempre ha estado en primer plano.


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